Las ondas electromagnéticas favorecen:
La magnetoterapia es una terapia válida en la patología deportiva, ya sea con aplicaciones locales, debido a luxaciones, fracturas, contusiones, distorsiones, o por traumas del tejido muscular por fatiga y sobrecarga. En estos casos, la magnetoterapia interviene con la acción refleja, mejorando los tiempos de reabsorción del ácido láctico, que sino, sería casi irrecuperable por el organismo con el perdurar de la sensación de fatiga, hasta llegar a causar estiramientos o estragos musculares.
La magnetoterapia es una válida terapia de acción antiinflamatoria y, por consecuencia, antálgica, en el caso de distorsiones al tobillo y talalgía (talonitis).
La interrupción de la continuidad del hueso puede ser causada por solicitaciones traumáticas, quistes, tumores, osteoporosis. Tales fracturas patológicas se diferencian en fracturas simples y fracturas expuestas (con lesiones incluso en las partes blandas: músculos, tejidos de revestimiento, etc..) y, según sea el punto o lugar, en fracturas epifisarias (próximo al inicio del hueso), diafisarias (sobre la superficie del hueso), metafisarias (al centro del hueso). En base a la extensión de la lesión, las fracturas se distinguen interiormente en longitudinales, transversales, espirales, fragmentarias.
La sintomatología comprende, según sea la gravedad del suceso traumático, dolor difundido, deformidad visible, movilidad reducida, ruido de crujido, equimosis, tumefacciones, postura obligada con impotencia funcional.
La magnetoterapia interviene sobre la fractura ósea induciendo el efecto piezoeléctrico en las estructuras descompaginadas de la discontinuidad ósea, favoreciendo la producción de calcio con consiguientes mejoramientos del calo óseo e, interviene también, sobre shock postraumático (falta de perfusión hemática, déficit de oxígeno) de los órganos vitales.
La magnetoterapia esta aconsejada en presencia de tortícolis (aplicaciones laterales, debajo de la nuca en correspondencia con el dolor), radicolopatías comprensivas postraumáticas y patologías de logorio (aplicaciones sobre la nuca y sobre el punto de máxima sensación).
Las aplicaciones a distancia o reflejas tienen como objetivo catecolamínico (antiinflamatorio) y endorfínico (antidolorífico), tratándose indirectamente el punto sintomático.
La magnetoterapia está recomendada, en los casos de distorsiones y otras patologías de la rodilla, por su acción antiinflamatoria y antidolorífica. La terapia de los campos magnéticos a baja frecuencia puede combinarse con la terapia médica antiinflamatoria, a la fisioterapia instrumental o en presencia de ortesis, como tambien, se aconseja despues de una operación a los ligamentos. En este último caso, será necesario represtinar, mediante magnetoterapia y fisioterapia, la función circulatoria, reducir el edema, iniciar el proceso de osificacion vite/blata (técnica reconstructiva de Kenneth – Jones que consiste en sustituir el viejo ligamento cruzado anterior por un osteo-tendon recavado del tendón rotuliano), reducción del dolor, represtinar la elasticidad articular, favorecer los intercambios celulares.
La aplicación de los campos magnéticos a baja frecuencia (por al menos 45 minutos, a fin de que se pueda obtener una relajación y una acción relajante de la musculatura dorso-lumbar, sobrecargada de la deambulación precaria) también en este caso proporciona beneficios desde el punto de vista sintomático doloroso y, en pacientes ancianos, representa una ayuda determinante para la condición degenerativa. La magnetoterapia es igualmente eficaz para los pacientes con prótesis (solenoide aplicado debajo de la rodilla) gracias a su acción antiinflamatoria, antálgica y bioenergética.
El dolor es el producto final de un factor mecánico y de uno inflamatorio. A nivel de los tejidos, intervienen regiones más o menos vastas, provocando reacciones enzimáticas y de defensa por parte del organismo. La magnetoterapia tiene como objetivo, en este caso, el transferir energía, no solo como exclusivamente antálgico, sino que, como antálgico por acción refleja, favoreciendo la intervención de la estructura irritada. Las frecuencias deberán ser bajas, y en el punto preciso, para una actividad antálgica. La magnetoterapia puede, además, favorecer la asimilación de los fármacos antiinflamatorios y antálgico y en un estado agudo, también de los antibióticos, acelerando la reacción de intercambio celular; incluso, ayuda a la permeabilidad y a la acción de los órganos excretorios, en la eliminación de las sustancias de orgánico después de una terapia farmacológica prolongada, con las altas frecuencias.
Por lumbalgia se entiende el dolor local en la parte inferior del dorso. El dolor surge improvisamente, después de haber realizado un movimiento brusco para la columna vertebral, o puede manifestarse gradualmente y tener causas diferentes, ya sea por una presión ejercida sobre un nervio, de una “hernia discal” o por una forma de artritis. La sintomatología se basa en un dolor en la zona lumbar, lumbo-sacral, y de contracturas musculares de defensa en la parte afectada. En estos casos clínicos, es útil la agnetoterapia, generalizada a todo el sistema vertebral, usando placas de gran dimensión, con una gama de frecuencias por el efecto antiinflamatorio de la raíz y del núcleo. El efecto antálgico es consecuente por acción directa sobre las producciones enzimáticas catecolaminas (sub-renales) y endorfínicas (hipófisis). Este método se ha revelado de gran ayuda clínica-sintomática en graves formas de radiculopatía, en colaboración con la terapia médica y antiinflamatoria.
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